El herpes simple tipo 2 (HSV-2) es un virus de la familia de los herpesvirus que causa infecciones genitales y es muy raro que cause Herpes labial.
Se transmite por contacto sexual con una persona que tiene la infección. Se puede transmitir a través de lesiones cutáneas, de las mucosas o de secreciones del virus, aunque la persona infectada no manifieste síntomas aparentes.
Muchas de las personas con infección genital por herpes no presentan síntoma alguno, o bien, presentan síntomas leves, esto hace que sea frecuente desconocer que se está infectado, facilitándose así la transmisión.
Una infección por herpes genital puede causar los siguientes síntomas:
- Úlceras o lesiones genitales dolorosas (vagina, pene, ano, recto).
- Ampollas que se rompen y liberan líquido provocando úlceras. Estas pueden cicatrizar o formar costras dolorosas que tarden semanas en curarse.
- Malestar general.
- Con menos frecuencia pueden darse abrasiones en la mucosa genital, secreciones con olor, ardor al orinar.
- En mujeres, en ocasiones, causa sangrados inesperados entre menstruaciones.
- Durante el embarazo, puede aumentar el riesgo de parto prematuro y de transmisión del virus al feto, lo que puede causarle lesiones.
Son frecuentes las lesiones recurrentes, es decir, una vez curadas, las lesiones pueden volver a aparecer a modo de brote. Estos brotes se repiten con especial frecuencia el primer año después de la infección y es habitual que se cursen sin síntomas. El número de brotes va disminuyendo con los años, aunque el virus permanece en el organismo y puede transmitirse.
La infección genital por herpes tiene un tratamiento específico que puede prevenir o disminuir la duración de los brotes y reducir la probabilidad de transmitir la infección a la/s pareja/s sexual/es. Estos tratamientos incluyen medicamentos antivirales que se toman por vía oral o que se aplican directamente en las lesiones.
En resumen, el herpes genital es una enfermedad muy común que puede tener graves consecuencias para la salud de las mujeres, especialmente durante el embarazo. Si crees que puedes estar infectada con herpes genital, es importante que consultes a un médico para recibir un tratamiento adecuado.